viernes, 16 de octubre de 2009

Mundo hacker y su reflejo en Gibson


Las pelis que se nos presentaron en el itinerario (23 y KGB, computer and me) son una aproximación visual a los inicios del mundo hacker a fines de los ´80 y como tal están llenas de sentidos puestos allí. Ambas son opuestas, sin embargo, nos muestran características comunes y cómo se ven las cosas dependiendo el cristal con que se mire. Una (23) me causó angustia, la otra (KGB, computer and me) algo de risa.

Los mundos que allí se nos presentan son confusos, inciertos. Los caminos que siguen ambos personajes son plenos de desafíos, laberintos y ninguno de los dos sabe bien dónde va a terminar su rumbo. creo que esto es muy característico de esa época llena de incertidumbres, pero siempre con el ánimo de trascender, hacer algo con mi conocimiento que ayude a otros.

Por un lado se va perfilando la silueta del hacker, con herramientas rudimentarias y siendo un artesano de su oficio. por otro lado, también se pueden entrever los primeros esbozos de la diferencia fundamental entre un hacker y un cracker.

Los cuentos de Gibson nos abren el horizonte a esta mirada incluyendo nuevos lenguajes, ambientes que se van manifestando en forma incipiente y que nos hacen pensar qué tan cerca o lejos está la fantasía de la realidad.

Personalmente me encantó "Fragmentos de una rosa holográfica". El ambiente lleno de artefactos tecnológicos, piezas metálicas, algunas inservibles; el paso de una realidad a otra sin mediar vehículos. Lo alfa y lo delta podría ser comparable a lo online/offline. Pedazos de realidades que se van desfragmentando.

Notable la frase:
"el caos de los noventa refleja un cambio radical en los paradigmas del alfabetismo visual"


2 comentarios:

Julio Souto dijo...

La comparación del hacker con un artesano me ha recordado un libro que estoy leyendo ahora: "El Artesano", de Richard Sennett.
Tiene muchos puntos en común con la ética hacker de Pekka Himanen, coincidiendo en el análisis del desarrollo de Linux, destacando el interés intrínseco del trabajo y la comunidad derivada del "taller" y el "gremio".

Anónimo dijo...

Lo bonito de perderse sin rumbo por los laberintos electrónicos es que sabes que, llegues donde llegues, siempre hay otra persona allí. :)

Por cierto, la imagen de la rosa holográfica rota del cuento de Gibson también da qué pensar…